Luna

¡Oh, diosa Luna! ¡Oh, diosa mía! Tan efímera como el tiempo. El encuentro entre la mística y la realidad. Entre el mundo contemporáneo y la mitología griega. La Diosa Luna da su bendición a lo prohibido. También le gusta bañarse de noche, iluminada por su propia luz opalescente que baila. Una luz que necesita y que anhela todo el día que vuelva la noche. Para brillar de nuevo. Brillante en un primer momento gracias al aceite de bergamota y al limón primofiore, alcanza pronto una tranquilidad onírica por medio de los acordes de jazmín, enebro y rosa. La armonía se completa cuando los almizcles y el ámbar gris hechizan el letargo perpetuo de Endymion. La Luna sumió a Endymion, el más guapo de los hijos de Zeus, en un sueño perpetuo para que solo ella pudiera observarlo.